A 59 kilómetros de la ciudad de Querétaro se erige la imponente Peña de Bernal, una formación rocosa de aproximadamente 300 metros de altura. Este monolito enclavado en la Sierra Gorda queretana es considerado el tercer más grande del mundo, después del Peñón de Gibraltar en España y el Pan de Azúcar de Brasil. Quienes practican la escalada de roca o el montañismo encontrarán en la Peña de Bernal un paraíso terrenal: en su superficie se extienden rinconadas, acantilados y peñascos que invitan a ser explorados. Pero no te dejes engañar por su aparente facilidad para ser escalada; para llegar a la cima, es necesario contar con un mínimo de experiencia.
Cada 21 de marzo, durante el equinoccio de primavera, la peña recibe a miles de turistas que buscan un encuentro con la naturaleza para recargarse de energía. A los pies de la peña se asienta Villa de Bernal, un Pueblo Mágico de bellos portales, calles empedradas de traza irregular, mesones, restaurantes, artesanías, puestos de antojitos, museos (como el Museo de la Máscara) y coloridas casas. En su centro se encuentra el Templo de San Sebastián Mártir, una construcción de estilo ecléctico que se erigió de 1700 a 1725.
En este pintoresco pueblito los artesanos elaboran cobijas y jorongos de lana para resguardarse del viento proveniente de la sierra, y en las calles se venden dulces de membrillo, guayaba y cacahuate. Si deseas realizar una excursión en la Peña de Bernal, puedes alojarte en este pueblo o bien la cercana ciudad de Tequisquiapan. No te recomendamos visitar este sitio en temporada de lluvias, pues la escalada puede tornarse peligrosa.
Para escalar, es imprescindible contar con un equipo para media montaña, que incluya ropa y zapatos antiderrapantes o botas resistentes. Asimismo, es importante que lleves agua suficiente, alimentos, utensilios de cocina, una bolsa de dormir y una brújula.